Esta mañana un capitán de un barco muy especial de la Armada Española ha desembarcado en el salón de actos de Escolapios en Pozuelo de Alarcón. Ha llegado con su mochila a cuestas dispuesto a contar su historia a las cuatro clases de 6º de primaria.
Se trataba de Mariano. Padre de cinco hijos (Dori, Mane, Pablo, Quique y Marta) y acostumbrado a no estar más de dos o tres años viviendo en el mismo lugar, está hoy en día al frente de una tripulación con un objetivo estratégico claro:
¡¡Dejar en el paro a todos los oncólogos infantiles del mundo!!
Eso sí, con la garantía de buscarles otra ocupación.
Nuestra charla ha comenzado como siempre contándoles a los futuros escritores el Cuento de los Cuentos Escritos por Niños haciéndoles partícipes de nuestra cadena solidaria y animándoles a poner lo mejor de ellos mismos en sus escritos con la certeza y satisfacción de que estarán colaborando con una buena causa.
En este caso la lucha contra el cáncer infantil.
Mariano ha comenzado su charla pidiendo a un voluntario que leyera la preciosa definición de hijo del escritor José Saramago. Pues aunque a veces puede parecer que los padres tenemos “manía” a nuestros hijos y que hemos venido a este mundo para castigarles o reprenderles, la realidad es que ellos son para nosotros nuestro más precioso tesoro.
“Hijo es un ser que Dios nos prestó para hacer un curso intensivo de como amar a alguien más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y de nosotros aprender a tener coraje. Sí, ¡eso es! Ser madre o padre es el mayor acto de coraje que alguien pueda tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo a perder algo tan amado ¿Perder? ¿Cómo? ¿No es nuestro? Fue apenas un préstamo… EL MÁS PRECIADO Y MARAVILLOSO PRÉSTAMO ya que son nuestros sólo mientras no pueden valerse por sí mismos, luego le pertenece a la vida, al destino y a sus propias familias.”
Mariano nos ha animado a todos a perderle el miedo a la palabra cáncer, ha animado a los chicos a ser en un futuro no muy lejano investigadores científicos pues quién sabe si en ese auditorio pudiera estar el futuro inventor de la “pastilla contra el cáncer”.
Mariano nos contaba lo agradecido que estaba a la vida por haberle prestado a Pablo durante diez años. En enero de este año hubiera cumplido trece. Pero Pablo sigue presente en sus vidas, por eso tras su fallecimiento, él y su mujer, Dori, decidieron que había dos formas de afrontar la pérdida; la buena y la mala, y escogieron la buena.
Pablo sufrió una terrible enfermedad contra la que actualmente se sigue luchando, una enfermedad que, como decía Mariano, si fuera buena sería preciosa por la forma que tiene de desarrollarse pero que desgraciadamente es mala y tenemos que acabar con ella.
¿Qué hacer entonces?
¿Cómo colaborar para dejar en el paro a los médicos oncólogos?
Pues no nos queda otra que la de seguir investigando y de ahí, de ese deseo, nació la Asociación que lleva el nombre de Pablo. Nació APU más comúnmente conocida.
Os animamos a todos a ser APUS y formar parte de esta familia que, paradójicamente en tiempos de crisis, está luchando para que haya más parados en el mundo…eso sí, de una rama muy concreta.
No quisiera terminar esta crónica sin contaros el origen del logotipo de la Asociación.
Se trata de una aceituna, unas hojas de olivo y una almendra que eran los alimentos que Pablo más consumía durante el tiempo que estuvo enfermo. Ahora te toca a ti interpretarlo, hay quien ve un ángel, un chupete, un niño alzando los brazos… Si lo miras fijamente verás tu propia versión pero si tienes que elegir entre la buena y la mala no lo dudes, como Mariano y Dori:
¡Escoge la buena!