La palabra vacaciones deriva del latín vacans, participio del verbo vacare: estar libre.
Y así es como me siento esta semana en la que mi querido marido se ha ido a la playa con mis tres hijos y yo me he quedado “SOLA” , o mejor dicho acompañada de mí misma, para disponer de tiempo para mí.
Levantarme temprano con la casa en silencio, preparar SOLO MI desayuno y salir al jardín para disfrutar de él sin más pensamientos que el de contemplar la hormiguita que se ha subido a la mesa, el pájaro sobre la rama del níspero que plantamos hace ya varios años o el color verde de las hojas de los árboles que me rodean…no tiene precio.
Liberar la mente de pensamientos como: “falta fruta para esta tarde, hay que salir a comprar huevos para la comida de hoy, mañana pondré pescado… ¿o mejor pasta que hace dos días que no la prueban? …vaya, ya están otra vez discutiendo por la play, en media hora les recuerdo que tienen que leer, ¿se habrán lavado ya los dientes?, ¡menudo baño han dejado! ¡Pero si lo limpié ayer mismo!…” Eso tampoco tiene precio.
Amanezco cada día con la sensación de tener a mis pies una caja envuelta en un precioso papel de regalo y un enorme lazo rojo y, al abrirla, descubro 24 horas completas para MÍ.
Y ha sido en estos días cuando, al estar y sentirme libre, un proyecto que tenía en mente hace ya tiempo por fin ha visto la luz.
Aquí os lo dejo por si vosotros también estáis libres y queréis disponer de esa libertad para comenzar a SOÑAR de nuevo…
PINCHA AQUI: EL TALLER DEL CUENTACUADROS.