Hoy hemos tenido una visita de sensibilización exprés, intensiva e intensa. Todo por un pequeño malentendido. Mientras Eva, de la Fundación Unoentrecienmil con la que colabora el colegio que visitábamos hoy, y yo intercambiábamos información “vital” (por eso de contarnos nuestras “vidas” respectivas) a la espera de ver aparecer a las cuatro clases de 5 años del CEIP Ángel León de Colmenar Viejo; las profes y los niños aguardaban impacientes en sus clases nuestro aviso. El resultado, sin embargo, ha sido positivo: bueno y breve…de modo que…dos veces bueno.
Y una vez más un gran reto por delante: mantener la atención de un centenar de niños de cinco años para lograr tocarles un poquito el corazón.
Hemos comenzado con nuestro Cuento de los Cuentos Escritos por Niños. Las accidentadas anécdotas de mi hijo mayor Marcos cazando un cangrejo, atravesando la puerta de cristal del comedor del colegio o lanzándose sobre una colchoneta apoyada en unas gradas de baloncesto para dar con la nariz en el cemento; son herramientas infalibles para captar por completo su atención. Es realmente mágico observar ojos como platos en sus caritas mezcla de asombro y admiración.
Después hemos querido comprobar si eran solidarios.
¿Alguno sabe lo que significa ser solidario?
Muchas manos levantadas pero con esta edad, la respuesta llega antes de que tú decidas a quién darle la palabra…
Sí, es cuando no tienes hermanas ni hermanos..
Bueno, no exactamente. Una cosa es solitario, cuando estás solo y otra ser solidario, que es cuando te gusta ayudar a los demás – les digo mientras sonrío. Nunca dejan de sorprenderme…
Pero ellos nos han demostrado que “el movimiento se demuestra andando” y que no es necesario saber qué significa ser solidario para serlo. Han ayudado con sus voces a despertar al Pirata Garrapata para que el cocodrilo no le comiera su otro ojito. Y no solo eso, han presenciado como, al final, Garrapata y el cocodrilo se han hecho amigos. Y es que, como dijo alguien una vez…
“al final, todo sale bien y si todavía no es así, es porque aún no ha llegado el final”.
Y ya para terminar y no robarles parte del recreo, Eva les ha invitado primero a escuchar y sentir su corazón poniéndose la mano en el pecho y cerrando los ojos.
Ha sido estupendo pues, después de la intervención del cocodrilo, sus corazones andaban algo acelerados. Ya, cuando ha conseguido captar de nuevo su atención, les ha contado el cuento del duende Dandán. Un duende que andaba sieeeeeempre triste y no sabía por qué. Intentó hacer las cosas que a sus amigos Veloz y Fortachón les hacían felices pero terminaba siempre con la misma sensación de vacío en su corazón. Fue el maestro Redman el que le puso sobre la pista de lo que a él le iba a hacer feliz.
Dandán – le dijo- tu misión en esta vida es ayudar a los demás. Solo así lograrás sentirte feliz.
Para ello Dandán debía cumplir cuatro requisitos esenciales: ser sincero, depositar en un tarro de cristal todos sus sueños e ilusiones para no olvidarlos nunca, ser valiente y no tener miedo.
Dandán hizo lo que el maestro Redman le había dicho.
Fue sincero con él mismo y reconoció que sí, que quería ser feliz.
Escribió sus deseos e ilusiones y los metió dentro de un tarro de cristal para cerrarlo con fuerza.
Y por último, demostró ser valiente y no tener miedo atravesando el bosque del miedo en el que habitaba el ogro Calimero, al que todo el mundo temía.
Al final, porque esta vez sí que habíamos llegado al final del cuento, todo fue bien. Dandán descubrió que el ogro al que toooodo el mundo temía, no era tan temible. Incluso le llegó a resultar simpático y se hicieron muy amigos. Y no fue hasta que el ogro Calimero le dio un abrazo lleno de alegría por haber visto en él lo que los demás no veían, que Dandán no se dio cuenta lo feliz que se sentía al haber ayudado al ogro ofreciéndole su amistad.
Con este precioso final hemos concluido nuestra visita de sensibilización, la primera de este nuevo año recién estrenado 2016 y la última de nuestro curso escolar.
Ahora toca la gran recogida, no la de alimentos propiamente dichos, si no la de portadas, prólogos, cuentos, dedicatorias y dibujos que, bien mirado, son también otro tipo de alimentos: alimentos para el alma.