Querido Chule,
Me comprometí contigo a escribirte una reseña de tu último libro Atrapados por la peste, pero se me quedaba corta para decirte todo lo que quería; así que he optado por escribirte una entrada en mi blog…mejor dicho: nuestro blog.
Y digo nuestro porque la semilla de todo este “tinglao” que es CEN con C la plantamos juntos…y lo mejor de todo ¡sin saberlo!
Tú me diste alas para llegar hasta aquí con esos certámenes literarios que nos brindabas a personas que, como yo, disfrutábamos escribiendo pero que veían “más-bien-poco-probable” la posibilidad de ver nuestra obra publicada. ¿Por qué? Porque tú compartías ese mismo sueño y disfrutabas haciendo realidad el sueño de los demás…
Y cumpliste mi sueño, el de ver publicado un cuento inspirado en mi primogénito Marcos, y también el de sus 24 compañeros de 4º de primaria, que vieron sus cuentos y dedicatorias impresos en “un libro de verdad”. Lo titulamos Deseos cumplidos porque englobaba el deseo muchos niños y niñas: por un lado el deseo de los niños de ver sus cuentos publicados, por otro lado el deseo de otros niños de poder leer cuentos escritos por niños (y no por adultos haciéndose pasar por niños) y por último el deseo de algunos niños que, desde el hospital, aguardaban poder curarse para volver a casa.
El proyecto fue todo un éxito. Pasamos las de Caín eso sí, pero eso solo lo sabemos tú y yo y hoy forma parte ya del camino de nuestra vida. Disfrutamos, sufrimos, reímos, lloramos, confiamos, nos decepcionamos, nos ilusionamos, nos caímos y nos levantamos…y APRENDIMOS, sobretodo aprendimos mucho el uno del otro.
Por aquel entonces yo no era más que una madre volcada al 200% en sus tres hijos de 5, 7 y 9 años deseando volver a conectar de algún modo con los sueños de juventud. Y tú fuiste “ese enchufe” que creyó en mi locura, jamás un “no” salió de tus labios….ni aun cuando te propuse montar una obra de teatro para contar nuestra aventura llevándonos a 500 alumnos escritores al teatro local del municipio ni una sola queja salió de tu boca…los dos teníamos nuestros papeles muy bien repartidos y asumidos: tú ibas allanándome el camino mientras yo tiraba del carro. ¡Y funcionó!
Compartimos la publicación de 11 libros solidarios más antes de que nuestros caminos se separaran.
Y en ese momento tuve que decidir si continuar sola con el proyecto o tirar la toalla. Creo que el Universo decidió por mí poniéndome, uno tras otro en mi camino, los eslabones de lo que iba a ser esta gran cadena solidaria. Y nació CEN con C.
Nunca llegamos a perder el contacto. Mis éxitos eran también tuyos. En todas y cada una de las visitas de sensibilización a los colegios donde les contaba a los futuros alumnos escritos el Cuento de los Cuentos Escritos por Niños, tú eras (y sigues siendo) uno de los protagonistas. Las risas, al pronunciar tu nombre, están aseguradas:
“Chule, ¡qué nombre tan raro!”
Y así es. Tu nombre va de la mano de la risa y de la “rareza” entendida como virtud por ser (que no querer) diferente a lo “común”, a lo estándar…Y así es tu libro porque así eres tú.
Atrapados por la peste te atrapa desde la primera página. Te envuelve en la vida de sus protagonistas Diego, Bubi y Garbriela integrándolas en la tuya como si fueran personas reales que te estuvieran contando su historia. “Más, más…” Ése es el mantra que se repite en tu mente cada vez que finalizas uno de sus capítulos. Sin polvo ni paja, sin descripciones aburridas que quieras saltarte, proporcionándote la información necesaria y siempre, siempre con altas dosis de humor. Una fórmula perfecta, muy medida, estudiada, pensada, meditada pero presentada de forma tan natural, con una fluidez tan sutil que logra engancharte sin que apenas te des cuenta.
Querido Chule, como te dije por teléfono al terminar tu libro solo puedo ponerte una pega a tu libro: que se acabara.
Espero ilusionada la segunda entrega, que aunque siempre hay alguien que nos recuerda que “segundas partes nunca fueron buenas”, también la excepción (y tú eres excepcionalmente requetebueno) nos recuerda que no siempre es así.
Te deseo que sigas ejerciendo “tu don” para que los demás podamos disfrutar de él y con él. Me alegro infinito que el destino nos atrapara en un momento de nuestras vidas porque HOY eres parte de mi historia, de mi vida y de mi corazón.
¡GRACIAS AMIGO!