Los que me conocen de verdad lo saben…estar hecha de esa pasta que llaman “emoción y sentimiento”…hace que cuando se pone en movimiento salgan cosas tan mágicas como las del día de hoy.
La temática del proyecto a trabajar hoy en el Centro Dionisia Plaza era la de las emociones, concretamente la de la alegría, la tristeza y la calma. A partir de ahí… ¡IMAGINACIÓN AL PODER!
Nos hemos encontrado con la princesa Caracola que lloraba amaaaargamente porque hacía muuuucho tiempo que no veía a su amigo Lobón.
Así de triste se lo contaba a su amigo el pirata Garrapata.
El pirata, que sabía que Lobón era un dormilón y por eso no iba a visitar a la princesa, ha pedido ayuda a los niños y niñas para conseguir despertarlo. Juntos, han decidido gastarle una broma a la princesa que no era capaz de encontrar a su amigo Lobón.
Mágico, es realmente mágico y solo el que lo vive se da cuenta, del gran poder que tiene dotar de vida a unos trozos de tela poniéndoles voz de falsete. ¿Qué tendrán las marionetas que son capaces de hacer que broten en nosotros tantas y tantas emociones…?
Como ya habíamos calentado motores, les he contado el cuento de “la ranita” que nos contaba mi tía abuela cuando éramos pequeños a mis hermanos y a mí antes de irnos a la cama…un cuento de esos que no permite demasiadas variaciones una vez que lo has contado la primera vez, si no quieres escuchar una y otra vez “así no era..”
Seguidamente hemos leído la Poesía Green, que con las iniciales de las palabras “azul, amarillo y verde” asociadas a las emociones de la tristeza, la alegría y la calma…los niños y niñas han visto cómo la luna y el sol, al fundirse en un abrazo gigante, creaban juntos un color verde esperanzante.
Luego hemos hecho magia. Tal cual. Con la ayuda de tres voluntarios hemos mezclado en un plato pintura de color amarillo y azul y…¡tachán! Ha salido un color verde maravilloso arropado de aplausos y caras de “alaaaaaa” realmente insuperables.
Después ha llegado la sesión de los “abrazos”. Con la ayuda de tres voluntarios, cada uno con una camiseta de los tres colores a trabajar, hemos formado tres equipos. Los miembros de los equipos del color azul (que estaban tristes) y los del equipo amarillo (que estaban muy contentos) se han dado un abrazo colectivo para que llegaran los compañeros del equipo verde (color de la calma) para rodearles con sus brazos. Y sí, lo corroboro: los abrazos son sanadores y alargan la vida. Pocas cosas habrá más reconfortantes que abrazar y que te abracen. Probadlo. ¡Son gratis!
Y todavía nos ha quedado tiempo para que cada niño y niña realizara un dibujo con los colores azul y amarillo y pegaran su estrella verde en un mural gigante junto a la luna y el sol.
Y ya para despedirnos hemos cantado a un ritmo casi frenético una canción en la que había que estar muy atento porque había que ir sustituyendo una palabra por un gesto o un sonido a medida que la íbamos repitiendo.
Sin lugar a dudas un taller de los que acabas con los músculos de la cara doloridos de tanto sonreír y reír. Un taller que pone en evidencia que todos llevamos un niño dentro que necesita muy poco para salir y disfrutar el momento como solo lo saben hacer ellos…los niños.
Gracias a todas las personas que hacen posible que en el Centro Dionisia Plaza, se puedan trabajar las emociones tanto o más que la lectoescritura.
Que bueno es sembrar en tierra tarquín. Saldrá muy buena cosecha de esa siembra.
Un abrazo.
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