INCLUIR es tan necesario en la vida que existen asociaciones como APAIPA que se lo ponen como objetivo. APAIPA nació en el año 2004 de la necesidad de INCLUIR (que no integrar) a chavales con discapacidad motórica dentro y fuera de los centros educativos.
Charo, Presidenta de Apaipa, me explicaba hace un año que la INCLUSIÓN e integración son términos que en muchas ocasiones se utilizan como conceptos iguales pero no son palabras sinónimas. Ella sigue luchando por sensibilizar a la sociedad. Su hijo Julio, al que hoy lleva en su corazón, le sigue enviando “señales” para que continúe con la labor que comenzó pensando en él y en otros como él. Y una de esas “señales” me llegó las Navidades pasadas materializada en forma de un libro escrito por Charo: La magia de Julio. Un libro que me leí del tirón y que os animo a todos a haceros con él pues son de esos libros que “te cambian la mirada”.
Copio aquí parte del escrito de su contraportada:
“La vida está llena de casualidades en las cuales no creo…
La magia de Julio es un testimonio escrito desde el alma, desde la emoción de quien ha perdido a su primogénito, una persona sabia de 19 años a quien le tocó vivir una realidad diferente, alguien que nos hizo entender que todo tiene una parte positiva y que debemos seguir hacia adelante pase lo que pase. […]
Porque tener un hijo con discapacidad no es una desgracia, sino una experiencia de vida que nos hace entender y empatizar con los demás, porque nos hace apreciar lo fácil y maravillosa que puede llegar a ser la vida cuando observamos el tesón de personas con distintas capacidades que, granito a granito, han conseguido su meta.
Tener a Julio fue algo especial y mágico. […]
Y precisamente para hablarnos de INCLUSIÓN esta mañana han venido, como ya lo hicieron el año pasado, tres voluntarios de APAIPA: Javi, Andrea y María al CEIP Pinar de San José. El reto era nuevamente inmenso porque se trataba de captar la atención de los más pequeños. Nada más y nada menos que cuatro clases de 5 años que están dispuestas a escribir cuentos para colaborar con ellos pero… ¿a cualquier precio? No, ellos también querían escuchar cuentos.
Con ayuda del pirata Garrapata hemos roto el hielo y el silencio a voz en grito con un: “Garrapata, Garrapata despiertaaaaaaa”, no fuera a ser que el cocodrilo se zampara el único ojo que le quedaba al pobre pirata.
Luego el equipo de voluntarios valiéndose también por unas magníficas marionetas hechas por ellos mismos, han escenificado un cuento donde un pez, un cangrejo, una tortuga y una rana “diferentes” lograban sentirse unidas por lo que les diferenciaba de sus “normales”: una aleta más pequeña, carecer de una pinza, tener la concha abollada o ancas muy cortas. Pronto se dieron cuenta de que la solución a sus problemas era normalizar LA DIFERENCIA con el resto de animales…e invitaron a todos a jugar y a divertirse con ellos.
Y así, entre cuento y cuento nos hemos ido todos contentos.
La próxima semana concluimos nuestras visitas de sensibilización. Más de media docena de visitas que, un año más, han llenado de magia nuestros corazones como ya lo hizo Julio con la suya.
Estés donde estés Julio, esta entrada va por ti:
“Silencio, se está “rodando” la vida.”