El mismo año que falleció mi padre y según se iba acercando la fecha de su cumpleaños, recibí un regalo envuelto en forma de pregunta de una persona clave en mi vida:
“Pregúntate DESDE dónde quieres vivirlo…”
A día de hoy es un regalo que atesoro y al que, con el tiempo, me he ido haciendo adicta. Se resume en lo siguiente:
“DECIDIR vivir fechas, en un principio dolorosas, DESDE sentimientos capaces de transformar ese dolor en dicha y paz interior”.
Con esta nueva mirada hacia “esas fechas”, hace unos días se cumplió el tercer aniversario de la despedida de mi padre y, DECIDÍ vivir esa fecha DESDE la ilusión de encaminar el paseo de las ocho de la tarde hacia un alto de Pozuelo donde se pueden contemplar preciosas puestas de sol.
Al llegar la naturaleza me obsequió con la imagen de la luz del sol traspasando las hojas de un árbol que estaba justo en la cima…
En ese instante sentí que él estaba allí. Es cierto que su cuerpo no está en este mundo pero su alma, su energía, su amor…SU LUZ sigue muy presente en mi vida y quise ver en la luz del sol uno de sus guiños.
CAUSALmente al día siguiente comentando este acontecimiento con una persona de esas que la vida pone en tu camino sin buscarlas, me dijo que existía una palabra japonesa para explicar “el fenómeno natural de la luz que traspasa las hojas de un árbol”. La palabra se escribe Komorebi.
Hoy me siento AGRADECIDA a la vida pues con esta experiencia he ganado un árbol y una nueva palabra. Desde ese día “un árbol” dejó de ser un árbol más, convirtiéndose en “el árbol de mi padre” al que dibujé como yo lo veía:
Ya nunca podré volver a contemplarlo como un árbol cualquiera, de la misma forma que cada vez que, desde ese día, contemplo la luz del sol filtrándose entre las hojas de los árboles la palabra Komorebi acude a mi mente sin poder evitarlo.
Así, emulando a la cultura japonesa capaz de expresar con una sola palabra un concepto, he decidido crear una palabra para explicar la semana de donaciones en las que hacemos las transferencias a las causas solidarias: DONACEN 🙂
Y es precisamente ESA LUZ la que esta semana se va filtrar en los números de cuenta de las 13 causas solidarias con las que CEN con C ha colaborado este curso escolar.
Cerca de 5.000 euros, exactamente 4.924 euros, se van repartir para que se materialicen en proyectos solidarios de:
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Fundación Menudos Corazones.
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Fundación Aladina.
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Fundación Apascovi.
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Federación Autismo Madrid.
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Afas.
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Apaipa.
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Fundación Balder (proyecto Togo).
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Bird life.
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Makua (proyecto Mozambique).
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Surestea.
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Saniclown
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Apmou.
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Aspimip.
Porque LA LUZ siempre está ahí. Es posible que las hojas de los árboles a veces impidan que llegue con la nitidez o con la fuerza que nos gustaría, pero sigue estando ahí.
Aprovecho esta última entrada de este curso escolar tan atípico en todos los aspectos para desearos un feliz verano, que lo vivamos todos “como nos dejen” pero decidiendo libremente DESDE qué sentimientos queremos hacerlo y animándoos a todos a vivir la experiencia de transformar “esas fechas” que tanto temor nos suscitan por lo que nos remueven y el dolor que nos causan, en “fechas a agradecer, valorar y celebrar”.
Como dicen los gurús del crecimiento personal:
“Por favor no creáis nada de lo que os diga, simplemente verificadlo por vosotros mismos y….
… ya me CONTARÉIS…porque lo nuestro sigue siendo CONTAR.
¡OS SIGO ESPERANDO!
Dibujo original: www.antsandlove.com
Fechas…, hace mucho tiempo aprendí que aquellas que más dolor me produjeron, son las que más viven conmigo. Son mis Komorebi particulares, que me ayudan a seguir adelante. Desgraciado aquel que no tenga fechas en su vida. Recuerdos…buenos, malos, regulares, son mis fantasmas queridos, que me hacen saber que estoy vivo. No, no rechazo ninguno, y no comparto ninguno.
Por cierto, hablando de recuerdos, dentro de poco hará un año que te acompañé a entregar libros. Nunca olvidaré aquella mañana.
Este año, aunque quisiera no podría; el corazón me ha dado el ¿primer? aviso de que no me ande con bobadas.
Me gustaría llegar a ser un komorebi y que alguien me dibujara, es muy bonito saberse árbol de LUZ, más allá de la línea del horizonte.
Un abrazo María Jesús, y otra vez gracias por aquellos momentos en los que la felicidad de unos niños, hicieron crecer la mía.
Querido Pedro, gracias como siempre por tus preciosas palabras que tanto valoro y agradezco porque son de “las que llegan”.
Sí, yo también recuerdo ese 18 de junio en el que te recogí y me acompañaste al CEIP Pinar de San José no sin “jugarte el tipo” al ofrecerte a ayudarme a cargar las cajas olvidándome por completo que tu corazón marca tus pasos desde hace ya tiempo. Para mí fue también un día inolvidable. Espero que te mejores y que, por qué no, en septiembre puedas acompañarme a uno de los nueve colegios con los que tengo todavía cita pendiente para entregar los libros en esas presentaciones que, como tú bien sabes, son mágicas. Cuidate mucho. Te mando un fuerte abrazo.