Esta frase forma parte del cuento que lleva por título Capitanes intrépidos escrito por Aurélie, madre de Darío, un niño que lleva con un cáncer del sistema nervioso central desde hace 4 años y medio.
Capitanes intrépidos se ha publicado junto a los cuentos solidarios escritos por los alumnos de 5 años, los compañeros de Darío de 4º de primaria y las dos clases de 1º de la ESO del colegio Balder con el fin de ayudar a Darío en este duro viaje. Olvidados, el libro de autora escrito por Carmen, una alumna de 2º de la ESO, también ha colaborado con la causa de Darío.
Y precisamente para que, como dice Carmen en su libro, los héroes que salvaron al mundo de la oscuridad, no sean olvidados; esta mañana Aurélie (una heroína en la vida real) ha hecho de tripas de corazón y nos ha emocionado a todos leyéndonos el cuento Capitanes intrépidos. Su hijo Darío no ha dudado en dar un paso hacia delante al darse cuenta de que a su madre le temblaba la voz,
y más tarde, ha sido él quien ha entregado a todos sus compañeros el ejemplar de regalo como premio a la colaboración.
Por mi parte, para que nadie olvide la importancia de los pequeños detalles, ésos que se vuelven inmensos al conseguir que un día normal se vuelva diferente (como el de hoy); os invito a que leáis un pedacito de Capitanes intrépidos, un cuento con, así lo deseamos todos, un final feliz…
Sé que tienes muchas cosas que hacer y problemas que resolver, como todos. Sin embargo has elegido estar aquí y prestarme un poco de atención.
A lo lejos veo un barco pirata (la quimioterapia). Nos podrían ayudar… o no. Puede que nos maten, o nos cojan como esclavos para el resto de nuestras vidas. No sé qué hacer. Por otro lado si nos quedamos aquí nos vamos a morir seguro.
Al final los piratas nos llevaron a casa.
Unos meses más tarde nos caímos al agua de nuevo, y vino otro barco, la radioterapia. Pero el precio a pagar fue mucho más alto. No te digo más.
Es muy duro pero no hay otra opción. Quiero a mi hijo conmigo. Mientras siga siendo persona, claro. Tuve que mandar a la mierda muchos barcos piratas que querían quitarle demasiado. Nunca había mandado nada ni nadie a la mierda hasta ser madre…
Todos los barcos piden dinero.
Pero ¿acaso no hay dinero suficiente en este mundo para rescatar a MI HIJO?
Me pueden pedir lo que quieran, yo lo encontraré donde sea. Tenlo por seguro. Aunque me pidieran millones yo los encontraría.
Si eres padre o madre me entiendes perfectamente.
Mi hijo, tu hijo, el hijo del vecino, es lo mismo.
En nuestro horizonte cercano hay varios posibles barcos de rescate y estamos estudiando a día de hoy cuál de ellos podríamos coger.
La semana pasada nos dijo el jefe de oncología infantil de uno de los hospitales más importante de Madrid, que era increíble todo lo que habíamos hecho. Que era un milagro que Darío siguiera vivo y en tan buenas condiciones, y nos animó a seguir investigando y haciendo por nuestra cuenta todo lo que estuviera en nuestras manos.
Y eso hacemos porque estamos en condiciones de poder hacerlo. Es un privilegio y es nuestro deber.
Muchas familias que nos hemos cruzado a lo largo del camino no tienen tiempo, dinero o formación suficiente para investigar sobre todos los tratamientos disponibles.
Gracias por ayudarme en este periplo. Ayudas a mi hijo y a muchos otros que tienen o tendrán esa enfermedad. No te conozco y sin embargo te estaré eternamente agradecida por tu pequeño gran gesto.
¡Qué los vientos te sean favorables y te lleven a buen puerto!
¡Hasta la vista amigo!
Desde Cen con C mandamos un especial abrazo a Darío y a sus padres devolviéndoles el mismo deseo.
Nos vemos el viernes en la última presentación de este curso escolar.