Por un solo cuento…
¡Total, por un cuento que no esté bien escrito no se va a notar mucho…!
Este comentario me da que pensar y me viene a la memoria el cuento titulado Por una jarra de vino de Jorge Bucay que resumo a continuación:
Había una vez un rey. Éste era el monarca de un pequeño país: el principado de Uvilandia. Su reino estaba lleno de viñedos y todos sus súbditos se dedicaban a la fabricación de vino.
El monarca era justo y comprensivo, y no le gustaba sobrecargar de impuestos a sus súbditos.
Un día el rey decidió que ya no habría más impuestos. Como única contribución el rey pediría a cada uno de sus súbditos que una vez por año, se acercaran a los jardines del palacio con una jarra de un litro del mejor vino de su cosecha y lo vaciaran en un gran tonel que se construiría para ese fin.
Se conseguirían así 15.000 litros de vino por cuya venta se obtendría el dinero necesario para el presupuesto de la corona, los gastos de salud y educación del pueblo.
La alegría de la gente fue indescriptible. En todas las casas se alabó al rey y se cantaron canciones en su honor.
Y llegó el día de la contribución. A media tarde el enorme barril de 15.000 litros estaba lleno. Del primero al último de los súbditos habían pasado a tiempo por los jardines y vaciado sus jarras en el tonel.
El rey estaba orgulloso y satisfecho y mandó buscar una muestra del vino recogido para brindar por la lealtad de sus súbditos.
Uno de los sirvientes acercó la copa al rey y éste la levantó para brindar… pero la sorpresa detuvo su mano en el aire. El rey notó, al levantar la copa, que el líquido era transparente e incoloro… ¡El vino no tenía gusto a vino, ni a ninguna otra cosa…!
El monarca mandó reunir a todos los sabios y magos del reino, para que buscaran con urgencia una explicación para este misterio.
El más anciano de sus ministros de gobierno se acercó y le dijo al oído:
-¿Milagro? ¿Conjuro? ¿Alquimia? Nada de eso, su majestad, nada de eso. Vuestros súbditos son humanos, majestad, eso es todo.
-No entiendo -dijo el rey.
-Tomemos por caso a Juan. Esta mañana, cuando se preparaba con su familia para bajar al pueblo, una idea le pasó por la cabeza: ¿Y si yo pusiera agua en lugar de vino, quién podría notar la diferencia…?
Una sola jarra de agua, en 15.000 litros de vino, nadie notaría la diferencia. ¡Nadie! Y nadie lo hubiera notado, salvo por un detalle, su majestad, salvo por un detalle: ¡Todos pensaron e hicieron lo mismo!
A veces no somos conscientes de que nuestra pequeña decisión, errada o acertada, sumada a las decisiones de los otros, puede hacer grandes cosas.
Si todos los niños pensaran igual, el resultado de los libros solidarios ¡sería desastroso!…pero si cada uno de nosotros nos esforzamos por dar lo mejor de nosotros mismos en cada momento dejando a un lado nuestro egoísmo… ¡se consiguen cosas maravillosas!
Como el libro-guía-agenda-diario CONTIGO EN EL HOSPITAL de la Fundación Menudos Corazones.
Un libro que, como contaba María (Presidenta de la Fundación) a los alumnos de 5º de primaria del CEIP Infanta Elena y después a los alumnos de 6º de primaria del CEIP San José Obrero, está escrito con el corazón-operado de diez jóvenes. A estos chicos y chicas, cuando tuvieron que ser operados del corazón, les hubiera gustado tener en sus manos libro parecido que restara inquietud a todo lo desconocido que estaba por llegar.
Estos 10 jóvenes sí echaron en el “gran tonel” una jarra de su mejor vino actuando desde la generosidad, sin dudar en ningún momento que los demás harían lo mismo…A estos jóvenes les movieron las ganas de ayudar a otros niños y niñas que, como ellos, iban a enfrentarse a los terribles enemigos del miedo, dolor, frustración, aburrimiento y aislamiento pero que igualmente contaban con grandes aliados como el personal sanitario, la familia, los compañeros de hospital, los amigos, los voluntarios y…el más importante de todos: UNO MISMO.
Porque es el modo en que cada uno vemos o reaccionamos a nuestras experiencias lo que crea problemas en nuestra vida…y lo mejor de todo es que cada uno de nosotros tenemos el poder de decidir la actitud que queremos tomar 🙂
Estoy convencida de que los alumnos del CEIP Infanta Elena y del CEIP San José Obrero sabrán dar lo mejor de ellos mismos sorprendiéndonos con unos cuentos escritos con tanto corazón como el que ha puesto, un año más, María en su visita de sensibilización.