Como cuenta en su blog Jose Carnero, Fundador de Unoentrecienmil que lucha por desterrar del diccionario la palabra leucemia infantil: cuando ocurre “algo” que te descoloca y que te saca de tu zona de seguridad y confort, es inevitable pensar que ese “algo” ocurre “por algo”. Y solo cuando por fin comprendes que las casualidades son en realidad causalidades, ese “por algo” se convierte en un “para algo”.
Causalmente en el CEIP Pablo Sarasate, en Móstoles, trabaja Paula como Jefa de Estudios , que además es madre y tiene un hijo. Causalmente una familia de este centro tuvo que buscar un día la palabra leucemia en el diccionario.
El hijo de Paula, causalmente, estudia en el CEIP Gonzalo Fernández de Córdoba, en Aluche donde, causalmente, escribió cuentos solidarios con nosotros hace un par de años.
Paula, causalmente, propuso realizar el proyecto CEN con C en el colegio donde ella trabaja y causalmente las dos profesoras de 5 años, Laura y Mª Dolores, decidieron que sus alumnos escribieran cuentos para apoyar a los niños con leucemia.
Causalmente también me invitaron a buscar alguna Ong que colaborara con dicha causa y causalmente buscando en internet me encontré con Unoentrecienmil.
Es el efecto mariposa, ese efecto tan maravilloso que dice que el simple aleteo de las alas de una mariposa puede cambiar el mundo. Porque cada causalidad nos lleva a otra y ésta a otra y ésta a otra distinta que nos acerca más a nuestro “para algo”.
En mi caso fue una sencilla agenda escolar con unos deberes de lengua de mi hijo mayor, la que me llevó a escribirle un cuento; ese cuento fue publicado en un libro que, tras leerlo en la clase de mi hijo, me llevó al primer libro solidario escrito por todos sus compañeros para cumplir el deseo de Rocío, una niña con leucemia, cuyo deseo era conocer Venecia…Detrás de ese primer libro han llegado 125 más y este año vamos a añadir otros poquitos a esta bonita cadena solidaria. Para mí, esa agenda escolar llegó a casa aquel día para crear sonrisas, fomentar la imaginación y el gusto por la lectura y la escritura siempre con la ilusión de poder ayudar a personas que lo necesitan.
Como Guzmán, el hijo de Jose Carnero que necesitaba que alguien creyera en él. Y así fue. Toda su familia supo estar a la altura. Y sus amigos. Y los amigos de su familia. Y personas que él no conocía pero que también querían que se curara. Como los alumnos de 5 años del CEIP Pablo Sarasate.
Lo cierto es que Guzmán tuvo suerte. Mucha suerte. Ahora sabemos que de la buena porque ¡sólo tres de cada cien mil niños padecen leucemia! Y él fue uno de esos tres. ¡Menuda suerte! Sobre todo porque Jose, su padre, pensó que Guzmán sería ese uno entre cien mil único en el mundo porque no solo iba a superar la prueba de vencer a la leucemia sino que, además, iba a poder alcanzar todo lo que se propusiera.
Como Jose, yo también creo que todo sucede “para algo”: para mejorar, para cambiar, para transformar, para aprender, para crecer, para tomar conciencia, para ilusionar, para ayudar, para soñar…en definitiva, como decía en mi última entrada CEN con C conciencia con ciencia; para seguir creyendo que…
Y para amor, el de estos los niños y niñas de 5 años del CEIP Pablo Sarasate que esta mañana nos han recibido en la biblioteca de su colegio. Allí han escuchado muy atentos el Cuento de los cuentos escritos por niños con esos deberes de lengua como protagonistas y también han escuchado el cuento de Eva de la Fundación Unoentrecienmil. El del ratoncito Toby que un día se encontraba mal yendo al colegio pero consiguió llegar con la ilusión de ver volar la máquina voladora. Una máquina en la que viajaron sus amigos del colegio para verle en el hospital cuando, tras muchas pruebas, tuvo que quedarse allí un largo tiempo para curarse.
Y como sabemos que el amor todo lo puede, Eva ha puesto en práctica el efecto abrazo. Todos los niños se han puesto por parejas mientras uno de ellos describía con sus manos en la espalda del compañero el cuento que Eva les iba contando donde aparecían hormiguitas, pisadas de elefante, la lluvia y al final, al final del todo, ¡¡un precioso arco iris que rodeaba con sus colores al mundo a la par que ellos rodeaban con sus brazos a su compañero!!
Antes de irnos hemos hecho una pequeña lluvia de ideas para la creación de los dos cuentos que estos pequeños escribirán para, como decía uno de ellos, “hacerse famosos” y para finalizar hemos rodeado entre todos a Andrés, al benjamín de la clase, en un abrazo colectivo para terminar abrazándonos unos a otros en un estimulante caos de abrazos a diestro y siniestro…y es que abrazar y sentirte abrazado…gusta tanto…