IMAGINE

IMAGINE

Y no, no estoy haciendo referencia a la canción de John Lennon.

Me refiero al ejercicio de imaginación que Aurora Rustarazo, psicóloga de la Asociación Española Síndrome de Prader Willi, nos pide que hagamos en un reportaje escrito por Pedro Simón que acabo de “zamparme”  y que os invito a degustar si “os pica el gusanillo”:

“Imagina tener hambre todo el día a todas horas, siempre, comas lo que comas, imagina ese estrés. Imagina que eres incapaz de vomitar. Imagina que tienes un retraso mental. Imagina que tienes ataques de rabia porque manejas muy mal la frustración. Imagina que tienes el umbral del dolor altísimo y por eso puedes tener quemaduras de cuarto grado y no sentir nada cuando te hacen las curas. No sé si te lo imaginas…”.

La enfermedad rara del Síndrome de Prader Willi (SPW) es conocida también como “la enfermedad de los 1.000 síntomas o 1.000 diferencias” porque no existe ningún sistema biológico de la persona que la padezca que quede sin dañar.

Para diferencia, la que ayer viernes pusieron de manifiesto l@s alumn@s  de 3º, 4º y 5º de primaria del CEIP Ana María Matute (que escribirán cuentos para colaborar con el SPW) entre Aurora y una servidora…”el punto y la I”.

-¡Ala! ¡Qué alta eres!

-¿Cuánto mides?

Son comentarios a los que estoy más que acostumbrada cuando entro por la puerta de la clase de un colegio. Ya me lo decía mi abuela granaína: “Ere ma larga que un día sin pan”. Y es que “lo diferente” llama la atención, es así. De modo que cuando les digo que, en mi casa, yo soy la más bajita…no dan crédito. No es a lo que están acostumbrados y claro… cuesta imaginar…

Así que ayer les activamos la imaginación tooodo lo que pudimos para practicar eso de “la empatía:ponte-en-mi-lugar-por-un-día”

Estuvo “chupadito” y lo disfrutamos mucho a pesar del “atracón” de sesiones que nos dimos debido al tiempo que vivimos. Antes de la pandemia con un par de sesiones en esos “fantásticos” salones de actos donde se juntaban los alumn@s hubiera sido suficiente. ¡Qué tiempos aquellos…! En su lugar lo que tuvimos fue un auténtico maratón de sesiones con un cuadrante espectacularmente diseñado por Carolina, una eficiente y entusiasta Jefa de Estudios, donde repetimos una decena de veces el mismo ejercicio con una última sesión on-line, pues una de las clases estaba confinada.

Aurora les pidió que describieran una fiesta de cumpleaños. Todas las clases coincidieron prácticamente en lo mismo:

    • Juegos divertidos

    • Regalos sorpresa

    • Pizza, sándwiches, chuches, golosinas y…

    • ¡TARTA de cumpleaños!

A continuación les pidió que imaginaran por un momento que en esa fiesta:

    • No iban a poder jugar porque sus músculos no estaban preparados para correr y saltar

    • No iban a poder tener regalos sorpresa porque su cerebro rechazaba el factor sorpresa

    • No iban a poder comer ni pizza, ni sándwiches, ni chuches, ni golosinas ni…¡TARTA de cumpleaños! porque el “paradigma de seguridad alimentaria” que les dice qué, cuánto y cuándo van a comer les desaconseja totalmente este tipo de alimentos para evitar acumular peso

Y ahora decidme:

¿CÓMO OS SENTIRÍAIS?

Todos, sin excepción, llegaron a la misma conclusión:

“Mal, muy mal, fatal, muy enfadados y rabiosos”

Aurora les explicó que así de “mal y fatal” se sentían las personas con SPW tooodos los días de su vida al no poder comer todo lo que su cuerpo les pedía o no poder hacer todo lo que a ellos les gustaría…Y no precisamente por falta de ganas, porque ellos, aparte de querer comer comida también quieren “comerse el mundo a mordiscos” y tener amigos, y disfrutar con lo que hacen y ser felices…pero no siempre es fácil cuando, como dice Aurora en el reportaje “el mundo entero es un caos para alguien con este síndrome” y ¡cómo no! para sus familiares, su principal puntal en sus vidas haciendo especial referencia a las madres:

“Son madres, sobre todo madres, que inmolan su vida por estos hijos. Que se sienten culpables si algún día sonríen, madres que se han tirado una hora y media para dar un biberón en vano (los bebés no succionan). Madres que, cuando al cabo de seis meses o más, oyen llorar a su hijo por primera vez, lloran ellas también… Porque esta historia empieza mal desde el principio, ¿sabéis? Con un silencio muy extraño: son niños que no lloran al nacer”.

Como desde CEN con C no hay nada que nos guste más que “un cuento o una historia” y si, como cuenta Aurora, la historia de las personas con SPW empieza mal; nosotros vamos a hacer todo lo posible para que acabe bien y poder escribir un increíble “final feliz”.

¿Y qué final más feliz que poder construir un lugar donde las personas que padezcan esta enfermedad puedan vivir de manera independiente e inclusiva acompañadas y ayudadas por profesionales…?

El fin es que puedan ser autónomas dentro de sus características específicas y convivir con otras personas, que tengan acceso a actividades que les enriquezcan desde el punto de vista personal y social. En definitiva, brindarles una opción que les permita tener una buena calidad de vida y ser felices.

Pues bien, este final feliz, hoy, tiene nombre: La Residencia Mil Diferencias está en camino de ser una realidad para dar respuesta a “la pregunta del millón” de estos padres y madres:

-¿Qué será de mi hij@ cuando nosotros no estemos?

-¿A dónde irá mi hij@ que mejor esté, a dónde…?

Para ello necesitan mucha ayuda, tanto económica como de red social, y apoyos.

Afortunadamente si algo les quedó claro ayer a l@s alumn@s del CEIP Ana María Matute es que todos somos diferentes, que todos (sin excepción) tenemos dificultad en algo y que, igual que nos gusta que nos ayuden también tenemos la responsabilidad de ayudar a los demás entendamos su situación…o no

Y aunque, como les contaba Aurora a los alumn@s, las personas con SPW parecen tener “súper poderes” a los ojos de los demás con su memoria prodigiosa, su gran capacidad para reconocer formas o comunicarse con los animales; a mí me gustaría que esta historia no fuera ni de “súper poderes” ni  de “súper héroes ni heroínas” en forma de padres y madres…Prefiero imaginar un mundo donde todos seamos conscientes de que “ser humano es súper” en toooda su amplia gama de diferencias.

Y ahora sí, ahora sí estoy preparada para darle al play y que suene IMAGINE mientras en mi mente regresan las palabras de Aurora leídas en el reportaje de Pedro Simón:

“Cada día que se amplía el conocimiento sobre cómo funciona su cerebro y las enormes dificultades a las que se enfrentan, se muestran como personas más admirables, dando un ejemplo de superación y deseo de amar y ser amado por los demás, que de ser compartido, harían del mundo un lugar mejor

Imagine no possessions

I wonder if you can

No need for greed or hunger

A brotherhood of man

Imagine all the people

Sharing all the world

You may say I’m a dreamer

But I’m not the only one

I hope someday you’ll join us

And the world will live as one

LUCÍA, “Aquella que lleva la LUZ”

LUZ es la palabra con la que me sale empezar la primera entrada del blog de esta nueva edición de CEN con C, AYUDAR (nos) AYUDA.

Alguna vez me han llamado “cazadora de sueños” pero, de un tiempo a esta parte me he especializado en cazar “luces” ya sea en forma de amaneceres, atardeceres, filtrándose a través de los árboles o…colándose por las ventanas…

Como el halo de LUZ que esta mañana, de manera CAUSAL, se colaba por una de las ventanas de la sala multiusos del CEIP Pinar Prados mientras Meri, la mamá de Lucía, les explicaba a los alumnos de 5º de Primaria “la historia de Lucía” cuyo nombre, de origen latino “lux”, significa “Aquella que lleva la LUZ”…

La historia de Lucía comenzó con un “poco-sospechoso-de-lo-que-estaba-por-llegar” chichón en la cabeza. De ahí a la palabra leucemia infantil fue un visto y no visto y, además, con pandemia incluida. Si la vida estaba poniendo a prueba a Lucía y a todos los que la querían, no lo estaba pintando nada fácil así que, para combatir, Lucía decidió utilizar su mejor y mayor arma defensiva: su sonrisa y su LUZ

Y HOY, tras año y medio de lucha en el hospital, de quimioterapia, de inmunoterapia, de trasplante de médula y de tantas y tantas cosas que solo los que pasan por una experiencia parecida saben; HOY un pequeño halo de LUZ enfocaba la fotografía de Lucía que Meri sostenía en sus manos mientras contaba, entre otras muchas cosas:

– cómo era Lucía, Luci …o mejor dicho, cómo ES pues HOY sigue siendo y sigue dando LUZ y energía suficiente como para que sus padres, con su despedida tan reciente, hayan decidido hablar en nombre de la Fundación Cris contra el cáncer, la causa solidaria con la que colabora el colegio;

– lo importante que es la investigación para no tener que escuchar nunca más un “no-existe-tratamiento-para-tu-ser-querido”;

– y el valor de convertirse en donantes de sangre y de médula para salvar vidas.

De ahí nos hemos ido al CEIP San José Obrero donde también escriben cuentos este año los alumnos de 5º de primaria a favor de la misma Fundación. A pesar de ser unos veteranos en lo de escribir cuentos, pues participaron en 2º de primaria y en tercero de infantil, han demostrado que una cosa es escribir una historia y otra cosa es perder la oportunidad de “contar tu propia historia en directo”. HOY, tras escuchar “la historia de Lucía”, tooooodos tenían algo que contar desde su particular “pues a mí…pues yo”; muchos han sido los que han querido compartir sus experiencias con nosotros y a falta de “halo de LUZ”, he de decir que, el nombre de la niña que sin duda se ha ganado el “Óscar-a-la-que-más-se-ha-hecho-notar”…como no podía ser de otra de forma era…Lucía 🙂

Sí, AYUDAR (nos) AYUDA

Meri nos ha ayudado en la visita de sensibilización de esta mañana regalándonos su testimonio desde una generosidad infinita y, esta experiencia, me decía, le ha ayudado a ella a sentir a Luci HOY mucho más presente si cabe…

Los niños de 5º escribirán cuentos para ayudar a seguir investigando sobre el cáncer infantil y, esta experiencia, les ayudará a ellos a crecer en valores acercándose a lo que TODOS estamos destinados a ser en esta vida: “la mejor versión de nosotros mismos”. Lucía, Luci, me consta que llegó a serlo… ¿Y NOSOTROS? ¿Nos vamos a conformar con una versión mediocre…? Desde el lema de CEN con C “merece la pena intentarlo” os animamos a todos a ser “esa mejor versión”!!

Lucía, Luci

¡Gracias por BRILLAR en todas y cada una de tus versiones y dimensiones!

NUESTRA RECOMPENSA: UN CÓCTEL DE SABIDURÍA

“Hagas lo que hagas, hazlo bien pues somos lo que hacemos día a día.

Y… ¿dónde está nuestra recompensa?

En el esfuerzo y no en el resultado.

Saber que nuestro esfuerzo ha sido total durante todo el proceso es una victoria completa.

La excelencia no es un acto concreto, sino un hábito.”

Abraham Lincoln, Aristóteles y Mahatma Gandhi

Repartir 5.281 euros entre 9 causas solidarias es un acto concreto que, como acabamos de leer, no refleja “la excelencia” de CEN con C. Lo que convierte a CEN con C en un proyecto “excelente” es el hábito adquirido por TODOS SUS PARTICIPANTES de hacer siempre las cosas lo mejor posible a lo largo de todo el proceso.

Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo total que hemos ido desarrollando entre todos día a día en:

    • las reuniones de principio de curso donde algunos profes decidieron liarse la manta a la cabeza y colaborar,

    • “las persecuciones” de niñ@s y familias por parte de los profes y las de profes por parte de CEN con C para tener listo todo el material a tiempo,

    • la coordinación de visitas de sensibilización a los centros educativos con protocolo COVID incluido,

    • la maquetación de borradores, supervisión de los mismos, envío a imprenta y reparto de libros de regalo y encargos,

    • y, por último, la donación del dinero recaudado a las nueve causas solidarias elegidas este curso.

Y…hasta aquí puedo leer…

Todos nos hemos ganado un merecido descanso por todo lo pasado y hay que aprovecharlo para recargar pilas de cara al futuro PERO teniendo muy presente que…

¡SOLO TENEMOS

EL PRESENTE!

 

SOÑAR PARA CREER

Niñ@s de 5 años dejan sus sueños por escrito donde, si somos capaces de VER un poquito más allá, podemos leer en ellos sus carencias y abundancias emocionales:

Son niñ@s del último centro escolar al que hemos ido a presentar nuestros libros este curso: el CEIP Pinar de San José que, un año más, ha decidido colaborar con Apaipa.

Sus sueños nos invitan a “soñar para creer” que el próximo curso será igual de bueno o mejor que el que estamos finalizando. WHY NOT?

11 centros escolares, 53 clases, cerca de 1.500 niñ@s escribiendo para apoyar a 9 causas solidarias…todo un éxito teniendo en cuenta el escenario del que partíamos.

Un éxito de todos entre todos: niñ@s, docentes, familias y colaboradores de causas solidarias; un éxito que culminará con “la semana de donaciones” a primeros de junio repartiendo cerca de 5.500 euros entre las 9 causas solidarias.

Éxito también el del Pirata Garrapa y el Cocodrilo Danilo que llevaron al límite a un público de lo más exigente y al mismo tiempo de lo más gratificante.

¿Que hubo que hacer cuatro sesiones de marionetas para no mezclar grupos-burbuja? ¡Pues disfrutamos el cuádruple!

¿Que tuvimos que continuar con la mascarilla puesta? ¡Pues genial! ¡Así no se dieron cuenta de cómo movía los labios!

Qué liberador resulta ACEPTAR y dejar de empeñarnos en que las cosas sean de otra forma, qué liberador cuando dejamos de resistirnos a la realidad y simplemente nos rendimos a ella…

Hace poco leí que la vida es una gran sinfonía que no tiene mayor finalidad que la de DISFRUTAR cada acorde, dejándolo pasar sin más para que llegue el siguiente…

Y el siguiente llegará…no me cabe la menor duda pero, de momento, disfrutemos del acorde PRESENTE

NO TE MIENTO: HOY AGRADECIMIENTO

“No sabes cuánto me está ayudando la charla que nos dio Eduardo, el papá de Mateo, cuando vino al colegio en diciembre. En febrero a mi padre le diagnosticaron cáncer de pulmón. Recuerdo mucho sus palabras y trato de coger fuerzas de su experiencia. Por favor, dale las gracias de mi parte y házselo saber.”

Con permiso de Altea, la jovencísima tutora de los alumnos de 5º de primaria del CEIP Pinar Prados de Torrejón que decidieron colaborar con la Fundación Cris Contra el Cáncer, escribo estas palabras para tomar nuevamente conciencia de cómo nuestra vida, la cotidiana, la del día a día, la que a veces nos permitimos el lujo incluso de llamar “monótona”; puede cambiar en un solo instante.  Recojo las palabras de Eduardo en su visita de sensibilización días antes del turrón de Navidad:

“La mayor lección que he aprendido de todo lo vivido con la enfermedad de mi hijo Mateo la dijo el sabio Maestro Shifu en la “peli” Kunfú Panda:

El ayer es historia,

el futuro es un misterio,

el hoy es un regalo, por eso se le llama PRESENTE.

Quien también ha valorado el haber podido estar PRESENTE hoy en la presentación del libro solidario escrito por l@s alumn@s de 5º del CEIP San José Obrero en favor nuevamente de Cris contra el cáncer, ha sido su tutora Pilar que continua convaleciente de una baja laboral tras una delicada operación.

Y es que realmente no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos.  A la “pandemia” me remito.

Pero HOY, a pesar del Covid, como les decía esta mañana a l@s chic@s…

¡ESTEMOS AGRADECIDOS por no tener que estar pendientes de si caen o no bombas del cielo como en Israel y Palestina!

Y al hilo de esta grave situación:

¡ESTEMOS AGRADECIDOS  por poder ir a visitar a nuestros familiares enfermos al  hospital sin temor a que caiga una bomba sobre el edificio o haya cortes de luz que les impida recibir los tratamientos que necesitan!

¡ESTEMOS AGRADECIDOS por poder recuperarnos en nuestras casas cuando estamos convalecientes y no en la calle porque una bomba las haya destruido!

EN DEFINITIVA:

¡ESTEMOS AGRADECIDOS por haber amanecido esta mañana y haber podido VIVIR EL PRESENTE un día más!

¿UN LIBRO UN REFUGIO? CUANDO LA REALIDAD SUPERA LA FICCIÓN

¿Os habéis planteado alguna vez qué os llevaríais con vosotros si tuvierais que salir de vuestra casa en 10 minutos?

María Jesús, trabajadora de ACNUR desde hace 30 años, nos invita a que hagamos este ejercicio con nuestra familia o nuestros amigos y que reflexionemos sobre las cosas que son más importantes y las que son prescindibles.

Esta invitación nos llega a través de su escrito Akissi, la princesa refugiada publicado al final del libro solidario Dieciséis Cuentiños escrito por los alumnos de 6º de primaria del Colegio Los Peñascales en favor de ACNUR.

Dieciséis niñ@s que, junto con su tutora Alice, nos hicieron sentir como en casa el pasado viernes. María Jesús, mi tocaya, jugaba con ventaja porque es madre de Clara y Pablo, dos “Peñascalistos” que pasaron por allí hace algún tiempo. Y a mí me sorprendieron con una preciosa tarjeta firmada por todos ellos acompañada de un precioso ramo de tulipanes morados (el color de las cubiertas de esta edición especial)…

Pero cuando ese “sentirse-como-en-casa” va condicionado a tener que vivir en una simple tienda de campaña durante meses e incluso años…la cosa, como contaba mi tocaya, ya no tiene tanta gracia…

Dicen que un buen libro o una buena historia es un refugio donde acudir cuando queremos huir de nuestra realidad o sencillamente queremos volar a otros mundos, otro tiempo y vivir otras vidas.

Akissi, la princesa refugiada podría ser muy bien el título de una de esas buenas historias imaginadas por alguien para hacernos pasar un buen rato, pero por desgracia es una historia basada en hechos reales. Lamentablemente para muchas personas como Akissi, las palabras huir y refugio van de la mano formando parte de sus vidas reales. Así nos lo cuenta María Jesús y así lo comparto hoy con vosotros:

En mis 30 años de trabajo con ACNUR he conocido mil historias, pero quiero contaros la de una joven de Sudán del Sur, de unos 20 años llamada Akissi y a la que conocí en Etiopía hace ya un tiempo.

Akissi vivía junto con sus dos hijos en un campo de refugiados en Etiopía. Vestía un traje de colores vivos que le cubría de la cabeza a los pies y que lucía con mucha elegancia. Parecía una auténtica princesa.  Akissi llamaba la atención porque era una chica alegre, resuelta y muy educada; andaba siempre con su bebé a la espalda.  Había sido elegida democráticamente como lideresa para representar a las mujeres refugiadas en los comités de gestión del campo, donde se discuten los problemas y se toman decisiones importantes.

Estando un día en el campamento, me acerqué a ella y le pregunté si podíamos charlar un ratito. Yo me presenté y ella me invitó a su pequeña choza de caña circular, donde vivía con su bebé y su hijo de 2 años. Su pequeña casita de 3 metros de diámetro estaba muy recogida, tenía una chimenea en el centro con leña y una cazuela donde guisaba, un cubo de plástico para bañar a los niños y lavar la ropa y un bidón de 5 litros para guardar el agua que recogía de la fuente del campo. Ella y sus hijos dormían sobre un fino colchón en el suelo de tierra que barría con esmero todos los días con una escoba fabricada con ramas de matorrales. Esas eran todas sus pertenencias y ese su pequeño palacio. ¿Y no tenía baño? Os preguntaréis alguno; pues no, sólo letrinas comunitarias que se comparten con varias familias.

Akissi me contó que llevaba allí un año y que había cruzado la frontera de Sudán del Sur hacia Etiopía con otro grupo de familias sudsudanesas después de que unos militares atacaran su aldea. Ella estaba embarazada y salió huyendo con su marido y su hijo pequeño, pero en la confusión de la huida, su marido quedó separado del resto de la familia.  Nuestra princesa, explicaba que se maneja muy bien en el campo porque ya lo conocía de antes. Cuando ella tenía 5 años había estado refugiada precisamente allí con sus padres y hermanos y durante los seis años que allí vivieron, aprendió bien cómo funciona un campo y pudo acudir a la escuela, aprender inglés y las materias básicas.

Me explicaba la ilusión con la que iban todos a la escuela, aunque al principio se sentaban sobre piedras porque no había bancos; cómo compartían un libro entre 3 ó 4 alumnos y cómo lo cuidaban para que durara muchos años para otros estudiantes; me contaba cómo estudiaba a veces en la tienda de campaña en la que vivía con sus padres a la luz de la chimenea porque no tenían electricidad; se acordaba de las colas para recoger la comida que les daban, como arroz, aceite, legumbres.

De esta etapa, Akissi rememoraba cómo les cuidaban los trabajadores de las ONG en el hospital de campaña cuando enfermaban y los dos kilómetros que recorría a diario con sus amigas por la mañana temprano para ir a recoger agua en los bidones que trasladaban en la cabeza, antes de que se montaran las fuentes en el campamento. Con gran alegría, Akissi también recordaba el anuncio del fin de la guerra en su país y la emoción con la que sus padres empaquetaron sus pertenencias y cómo ACNUR les ayudó a regresar a su país, a su hogar. Pero, lamentablemente, tras unos años de paz en su país, la violencia y los conflictos resurgieron y su historia como refugiada se repitió. Akissi volvió a buscar protección en Etiopía.

De nuevo en el campo de refugiados, Akissi expresa su agradecimiento a Etiopía que les dejó entrar a ella y a su familia y a centenares de miles de refugiados, sin pedirles pasaporte, dinero o visados y les salvó la vida; y agradece al ACNUR y otras organizaciones por darles cobijo, comida y protección cuando llegaron sin nada y por la oportunidad de darles una educación en el campo de refugiados. Gracias a esa educación, ahora Akissi está mejor preparada para afrontar la nueva situación como refugiada, como madre y está pudiendo ayudar a muchas otras personas.

Deciros que esa comida, ese techo, el agua, las medicinas o la educación no serían posible sin la ayuda que recibimos en ACNUR de miles de personas generosas en España y en otros países, que nos ayudan en definitiva a salvar vidas. Por eso, yo quiero compartir con vosotros el agradecimiento de nuestra princesa de Sudán del Sur, cuya vida es parecida a la de 80 millones de personas desplazadas forzosas en todo el mundo.

Y como esta historia tiene también un final feliz, quiero contaros que, de vuelta a España, supe por mis colegas de ACNUR en Etiopía que habían conseguido localizar al marido de Akissi meses después y que ya estaba toda la familia junta de nuevo en el campo. Yo no puedo evitar pensar en ella cuando escucho las noticias sobre Sudán del Sur y sé que Akissi será una gran lideresa que ayudará a la reconstrucción de su país cuando pueda volver, pero, mientras tanto, estará dándolo todo en Etiopía y habrá cumplido su sueño de ser profesora de la escuela del campo de refugiados, donde estudiarán y se formarán también sus hijos.

María Jesús Vega

Trabajadora de ACNUR y madre de Clara y Pablo, dos “Peñascalitos”

Ilustraciones: Clara García Vega y Sonia Vega Fernández, exalumna y alumna de Los Peñascales

CÉLULAS MADRE ¡MENUDAS SON!

Hace cuatro años Meri, la madre de Lucía, se apuntó como donante de médula ósea sin saber que tiempo después sería su hija quien la iba a necesitar. Como ella misma relataba el pasado 5 de mayo en su cuenta de Instagram:

 No os podéis imaginar lo que esto significa para mí…Si ya me resultó algo grande en su día poder dar vida a alguien que no conozco, el tener el poder de curar a Lucía y darle vida de nuevo no tiene palabras…es emocionante, es algo grandioso, es maravilloso….

Estoy a tope de células madre y la aféresis ha ido de maravilla, al mismo tiempo que salía sangre de mis venas salía Poder… Energía…. Fuerza para acabar con cualquier bicho que se ponga por delante…..

Mañana por la tarde es el trasplante… ¡¡¡POR FIN!!

Sigo creyendo que todo es CAUSAL en esta vida y no “casual”, por eso, si ya “flipé” en su día en cómo la vida me llevó hasta Meri; no creo que hoy 13 de mayo, Día del Niño Hospitalizado, haya sido la fecha elegida por “casualidad” para presentar el libro Cuentos para contar con mascarilla escrito por l@s compañer@s de Lucía para colaborar con la Fundación Cris contra el Cáncer.

Mientras Lucía seguía hospitalizada, Meri (que hoy no tenía turno en el hospi) y yo hemos quedado delante de la puerta del CEIP Gonzalo Fernández de Córdoba para, por fin, conocernos en persona. Después de casi ocho meses comunicándonos vía móvil ya tocaba tocarnos y abrazarnos. En realidad ha sido como quedar con una amiga que no veía desde hace tiempo (vamos, lo normal en tiempos de pandemia). Es curioso cómo te puede llevar toda una vida conectar con personas muy allegadas a ti (y a veces ni con una vida te llega) y, sin embargo, en cuestión de cinco minutos de charla con alguien desconocido, sentir una conexión especial que solo crece con el tiempo.

Para nuestra sorpresa y deleite hoy las tres clases de 5 años nos aguardaban vestidos de chulapos y chulapas.

Aunque “pa chula” Meri, que se ha marcado una explicación sobre las células madre y la médula ósea con bolas y pelotitas de colores que nos ha dejado a todos con la boca abierta.

¡Y eso que lo tenía complicado! Pues, antes de su explicación, nuestros amigos el pirata Garrapata y el Cocodrilo Danilo, como en su día por protocolo Covid no pudieron estar presentes, habían estado acaparando la atención de nuestro público infantil.

Pero ni por ésas ha decaído su interés. L@s niñ@s y no tan niñ@s hemos escuchado sin apenas parpadear cómo Meri contaba que, tras vaciar la médula ósea de Lucía de todo (de lo malo y de lo bueno)…

…se iba a volver a llenar de células madre que ella misma había donado para que Lucía se curara.

¿Qué hace especial a este libro?

  • Que los tres cuentos de las tres clases están dedicados a Lucía, en particular el de la clase de Lucía donde, como nos contaba esta mañana su profe María José, tiene una silla reservada:

  • Que contiene un precioso cuento titulado Lazos imaginarios escrito por Meri e ilustrado por Lucía y Mateo:

  • Y que este cuento viene precedido por unas palabras de Meri y de Edu (el papá de Mateo) de las cuales os regalo algunas de ellas:

Meri:

Dentro de poco hará un año que nuestra vida cambió para siempre. Un año en el que los esquemas se rompieron.

Pero al mismo tiempo que tu vida se para ese día, comienzan otras muchas cosas. Comienza una lucha constante, en la que te acompaña un montón de gente. Muchos ya conocidos, son tus amigos y tu familia, pero otros tantos los vas a conocer durante el proceso y se convierten en “más que familia”.

Se convierten, como dice el cuento, en un lazo imaginario, ese lazo que ahora nosotros queremos llevar a otros padres.

Este cuento está hecho para superhéroes. En especial está dedicado, por supuesto, a mi hija Lucía y a todos sus compañeros que están en ello y siguen luchando día a día. Y, por supuesto, un recuerdo muy especial, con todo mi amor, a los que por desgracia se quedaron en el camino.

Conocí la existencia de Cris contra el cáncer gracias a Edu, el papá de Mateo, integrante de nuestra “más que familia”.

Edu:

Hay cosas que nos cambia para siempre y nos dejan cicatrices. Dicen los japoneses que esas cicatrices, como el arte de la reparación con polvo de oro de un precioso jarrón, nos recuerdan el proceso del cambio vivido. ‘Kintsugi’, lo llaman. Y observar esa fina capa dorada ayuda a valorar las pequeñas grandes victorias del día a día que damos siempre por sentado, hasta que el tsunami del cáncer destroza tu jarrón más valioso: la vida de un hijo.

Intentas recomponer las piezas del jarrón roto encomendándote a los sabios médicos y valoras más que nunca la importancia de la investigación. “Los cuentos de hadas no cuentan a los niños que los dragones existen, eso ya lo saben. Lo que cuentan es que se les puede vencer” escribía Chesterton. Y al cáncer se le vence con investigación.

Esas cicatrices doradas te muestran tu ikigai, tu razón de ser, tu motivación. El mío es ayudar a acabar con el cáncer infantil siendo un padre afortunado porque su hijo pudo superar un cáncer complicadísimo. Y en memoria de quienes no pudieron contarlo y para que otros puedan superarlo, seguimos. No sé si con polvo dorado o con un lazo dorado imaginario como dice Meri, mamá de Super Lucía. Pero sí con un deseo: ganar al cáncer. Juntos.

Mi relación con CRIS viene por el médico que curó a Mateo. Ayudamos a recaudar fondos para una nueva línea de investigación, el Proyecto Mateo, que lidera él sobre la extraña leucemia que superó Mateo.

 

En un día como el de hoy en el que se rinde homenaje a tod@s los niñ@s hospitalizado@s del mundo nuestro mayor deseo es, como cuenta Mariano padre de Pablo y fundador de la APU (Asociación Pablo Ugarte) en su carta de presentación que podéis leer en su web: dejar en el paro a los médicos oncólogos.

¿SE PUEDE ABRAZAR UN LIBRO? CUANDO LO “NORMAL” SE VUELVE “EXTRAORDINARIO”

Hoy hemos vuelto a crecer y ¡muuuucho!

Más, mucho más incluso que lo que lo hizo la curva del coronavirus en su momento más álgido.

Esta mañana gracias a las siete clases de 5 años del Colegio Malvar de Arganda del Rey que eligieron como causa solidaria a la fundación El sueño de Vicky en favor de la investigación sobre el cáncer infantil; hemos crecido en “esas cosas” no visibles más que para los ojos del corazón.

¿Se puede abrazar a un libro?

¡Sí se puede!

Doy fe de ello. Todavía tengo en la retina la imagen de una niña de cinco años abrazando a su libro como si fuera su muñeca más preciada, sosteniéndolo entre sus brazos y acunándolo al mismo tiempo que mantenía sus ojitos cerrados para, quién sabe, no despertar de su sueño.

Y si hablamos de sueños o de deseos, aquí os dejo algunos de los más significativos que est@s pequeñ@s han dejado por escrito como testimonio para los que vengan por detrás y no hayan vivido “esto” (como dice uno de ellos) en los siete ejemplares que llevan por título Los deseos de un gran equipo .

Sus deseos nos recuerdan cómo lo “normal” se puede volver “extraordinario”. Por eso no me cansaré nunca de realizar todos los días mi “momento-agradecimiento” a la hora de comer para recordarme y recordar a mi familia lo importante que es SABER VALORAR lo que tenemos HOY y estar agradecidos por ello porque mañana…Mañana será otro día…

PRESENTACIÓN DE LIBROS “DIFERENTE Y COHERENTE”

Una vez más las cosas no siempre suceden como a todos nos gustaría.

El pasado viernes, mientras estaba realizando la entrega presencial en el Colegio Sagrado Corazón Padres Capuchinos, estaba teniendo lugar al mismo tiempo en el Colegio Balder la entrega de los libros solidarios escritos por los alumnos de 5 años, 4º de Primaria y 1º de la ESO en favor de Acción Alegra para colaborar con el proyecto Togo.

Durante todo el curso escolar en el Colegio Balder no han permitido la entrada a ninguna persona ajena al centro y, a estas alturas del curso, CEN con C no iba a ser la excepción que confirma la regla; de modo que les acercamos  los libros hasta la entrada del centro y fueron sus propias tutoras las que se encargaron de realizar las presentaciones.

Estoy convencida de que a ellos, tanto como a mí, les hubiera encantado disfrutar de una presentación al estilo “como siempre” o, al menos “como casi siempre” pero hay que aceptar y saber amoldarse a las circunstancias.

Este centro, a la hora de decidir cómo presentar los libros, ha sido totalmente coherente con su actuación a lo largo del curso siendo precisamente esa coherencia con lo que pensamos, sentimos y hacemos lo que nos otorga el respeto hacia nosotros mismos en primer lugar y por ende el de los demás.

Por eso hoy, a pesar de no haber tenido la presentación de sus libros, comparto con vosotros las fotografías de familia que sus profes me han hecho llegar:

LOS “INCONDICIONALES” DE CEN CON C

“Los incondicionales” en CEN con C son esas personas que están ahí desde que el proyecto llegó a sus vidas y lo viven y lo sienten como un regalo. La mayoría lo han visto crecer a lo largo de más de una década ya y saben VER MÁS ALLÁ de la simple publicación de unos libros. A “mis incondicionales” los siento como padres y madres adoptivos de “este cuarto hijo” que la vida un día me puso en mi camino. Ellos refuerzan, años tras año, ese sexto sentido que me dice que sí, que MERECE LA PENA seguir apostando por este proyecto aunque no siempre el viento sople a favor. Ellos, con su participación, con sus palabras de agradecimiento y admiración hacen que este proyecto siga creciendo no solo en número de libros publicados o de donaciones a las causas solidarias; si no en “esas cosas” no tangibles, no cuantificables, no visibles a los ojos SI NO SABES MIRAR, no palpables pero que palpitan en tu corazón y te proporcionan momentos de dicha afortunadamente imposibles de describir porque están hechos para ser VIVIDOS y no para ser contados ni descritos.

Una de estas personas es Marta del Colegio Sagrado Corazón Padres Capuchinos que todos los años colaboran con AFAS (Asociación Franciscana de Apoyo Social).

Ayer estuve con ella un año más para hacer entrega de casi una sexagena de ejemplares a alumn@s de 1º de la ESO que ella sola se encarga de organizar y coordinar.

Durante la entrega del ejemplar de regalo solo les pido una cosa: “no tocar el libro hasta que el/la último/a compañero/a lo tengo en sus manos”. Aparentemente algo sencillo pero… ¡son tantas las ganas que tienen TODOS de ver su cuento! que, esperar pacientemente la entrega de casi 60 ejemplares, se les hace una eternidad. Ya lo dijo en su día Einstein: “el tiempo es relativo” o, lo que es lo mismo, “el tiempo que dura un minuto depende del lado de la puerta del baño en que te encuentres”.

Tras la entrega de libros, que al final no se hizo tan larga porque en lugar de llamarles por su nombre y apellidos, leo el título del cuento que escribieron en su día (donde, hay de toooodos los colores como en la viña del Señor), nos hicimos nuestra habitual foto de familia en una escalinata de lujo.

 

Y para lujo la frase que me regaló Marta antes de irme:

“Solo el año pasado por demasiada carga de trabajo no participé en CEN con C pero HOY tengo claro que dejaré de hacer otras cosas o me organizaré de otra forma pero no dejaré de ofrecerles este proyecto a mis alumnos por toda la  ILUSIÓN con la que viven todas y cada una de las fases del proyecto.”

Marta, te tomo la palabra, el curso que viene ¡CUENTO contigo!

Y ya para terminar y por eso de haber comenzado hablado de “mis incondicionales”, me gustaría hacer un agradecimiento especial a dos personas que SIEMPRE me mandan su feedback de todas y cada una de las entradas del blog: Pedro y Camino.

Gracias por ser “fans incondicionales” de CEN con C, por saber VER MÁS ALLÁ, por querer y SABER transmitírmelo porque no todo el mundo tiene el don o la capacidad de saber cómo hacerlo y eso IMPORTA… ¡claro que IMPORTA!