-¡Anda, no sabía que eras corredora!
Ni yo tampoco la verdad…
Me apunté a la Carrera Popular de Pozuelo por correr con mi sobrino Guillermo porque a él sí le gusta participar en ellas. De hecho me convenció el pasado mes de noviembre para correr la carrera benéfica PONLE FRENO de 10 km y la SOLIDARIA de 5 km en Navidad.
Pero finalmente me vi un domingo por la mañana yendo sola a la carrera.
Lo cierto es que llevo casi ocho años corriendo tres días por semana “como un reloj” (como dice mi marido) y disfruto haciéndolo porque me siento en forma, es al aire libre, me despeja la mente, me da una nueva perspectiva de las cosas que rondan por mi cabeza, salgo a la hora que mejor me viene y solo se necesita un buen calzado y fuerza de voluntad para no crear excusas y posponerlo para el día siguiente.
Y allí estaba yo, preparada en la línea salida, junto a otras 200 personas, la mayoría poniendo sus cronómetros a cero para ir controlándose sus tiempos. No me importaba. Yo no corría con expectativas de ganar ni de batir récord porque, entre otras cosas, cuando salgo a correr nunca miro cuánto he tardado. El objetivo era correr 5 km. Sólo eso. Asumible. Pero (porque los “peros” siempre andan al acecho) pensaba…
¿Qué hago yo aquí sola?
Dieron el pistoletazo de salida y la mayoría salió en plan estampida. No me agobié ni un solo instante. Conocía mi ritmo y era el que iba a mantener. Cuando solo llevaba unos 500 metros recorridos pasé por delante de mi calle y pensé en abandonar la carrera y subir a casa a desayunar con mis hijos y mi marido pero no pude. Cuando empiezo algo me gusta terminarlo y dar lo mejor de mí misma. Y eso era lo que iba a hacer.
Llegó la peor parte, una cuesta mortal pero no me detuve. Me daba ánimos mentalmente “tú puedes” y solo pensaba en el siguiente paso. Luego vino un tramo cuesta abajo para recuperar fuerzas y seguir ganando terreno. Ya casi al final escuché la voz de un hombre decirme:
¡Venga que puedes ser la tercera mujer!
Yo sabía que acaba de adelantar a una corredora que corría en la misma categoría que yo y apreté, eché el resto y sprinté como si me fuera la vida en ello, como si no hubiera un mañana… me vacié totalmente, me quedé casi sin aliento, las piernas no podían dar más de sí y…¡por fin! ¡Entré en línea de meta!
Intuía que podía haber quedado tercera por lo que había escuchado, pero a uno siempre le entran dudas sobre lo que va a ocurrir especialmente cuando cree que algo bueno le va a pasar…
Finalmente me enteré de que había sido la cuarta mujer en entrar en línea de meta pero la primera dentro de mi categoría.
Y subí, por primera vez en mi vida, a lo más alto del pódium alzando los brazos mientras sostenía la copa y sonreía de pura felicidad. Abracé a mis dos compañeras y juntas las tres compartimos el pódium de las luchadoras. Porque una verdadera luchadora no se mide por el número de carreras ganadas, sino por el número de veces que se ha levantado después de cada caída.
PUES BIEN, ese sentimiento de:
¡Sí, lo conseguí!
¡Sí, ha merecido la pena el esfuerzo!
¡Qué sorpresa, qué ilusión, qué felicidad!
Es el mismo que me embarga en esta calurosa tarde de junio mientras escribo esta entrada para el blog.
¿Por qué?
Por la sencilla razón de que acabo de realizar 11 transferencias a 11 causas solidarias.
4.820 euros repartidos entre las 11 junto a 2.503 libros regalados.
Ese ha sido el resultado de nuestra carrera de fondo de este curso escolar 2015-16.
Y como en la carrera del domingo ha habido momentos de todo un poco: momentos de “quién me mandaría a mí meterme en esto”, “¿realmente merece la pena tanto trabajo?”, “¿seré capaz de sacarlo adelante?”, “¿saldrá todo bien?”, “¿se quedará todo el mundo contento…?”
Pero también momentos de: “sí, por supuesto que merece la pena”, “solo las caras de los niños compensan tanto trabajo”, “estamos concienciando y sensibilizando a las jóvenes generaciones”, “estamos dando visibilidad a muchas causas solidarias”, “estamos ayudando a los demás”.
Y así, con la fotografía de la victoria me despido este curso para reencontrarme en septiembre con los colegios veteranos, con los nuevos de este año que quieran repetir experiencia y para conocer a los nuevos colegios que ya están pensando en participar el curso próximo.
Muchas gracias a todos por seguirnos y ¡FELIZ VERANO! Que está ya a la vuelta de la esquina..
¡Nos vemos a la vuelta!